Llevo unos cuántos años rumiando la misma idea, ha habido algo que desde hace un tiempo me llama excesivamente la atención, la manera como se conforman los nuevos lugares, las ciudades, los mundos… En poco tiempo hemos pasado de conformar nuestra existencia de forma estática a conformarla en movimiento. Las identidades se forman en un ir y venir constante.
Aquí está la clave principal de esta pieza. Si nuestra existencia se conforma por los movimientos, por los lugares por donde pasas y te van creando, entonces hay que mirar por donde has ido para saber como eres, o si quieres ser como alguien, o tener las cualidades de alguien, tendrás que caminar por donde esa persona caminó, volar por donde voló, o sentir en los lugares donde sintió. Es evidente que esta es una hipótesis sin fundamento, existen muchos factores que conforman tu ser, pero no está muy alejada la idea si planteamos que la suerte o no de nacer en un lugar, con unos valores o medios determinados esta conformando en si mismo también un recorrido.
Además de este interés por los caminos y recorridos, o en base a ellos, aparece la mitología clásica, con el mito que me define y al que me aferro por excelencia, éste es el mito de Asterión (el minotauro), de Teseo, Dédalo y Ariadna. El mito en el que aparece la base de mi teoría, el mito del que nace la necesidad de usar el ovillo para no perderte en el camino de regreso, la manera de encontrar la salida a todo. Teseo se sirvió de un ovillo para salir del laberinto, ovillo que le había regalado Ariadna, que a su vez se lo había dado Dédalo, el artista y creador de lo más bello o lo más horrible. Creo que sería necesario que todos usáramos más veces ese ovillo, para nunca olvidar de donde partimos, quienes y como fuimos, seguro que todo podría ir un poco mejor.
Añadido a todo esto aparece el maravilloso mundo del Google Earth, la herramienta cibernética que todo lo hace posible, hasta los deseos más recónditos de mi ser, el Google Earth se ha convertido en mi máquina de los deseos, con ella soy capaz de regresar a aquellos lugares de los que nunca quise partir, o ir a esos otros donde siempre he querido ir, puedo saltar de un lugar a otro sin pedir cuentas a nadie, puedo ser libre y ver todo aquello o imaginármelo, de lo que un día los míos me hablaron, de verdad pienso que la existencia humana ha cambiado desde que Google Earth existe, aún no conozco a nadie que descubriendo este programa no haya alucinado y pasado horas y horas enfrente de una pantalla imaginando que puede sobrevolar la Tierra y el espacio.
Si todo esto lo metemos en una batidora y lo mezclamos surge una pieza que soy yo, un ovillo determinado que se desenrolló por unos recorridos determinados, y que aún sigue con hilo hasta que mi existencia termine. Y aparece otra pieza que tiene que ver directamente con el alter ego. Entendía que lo que debía hacer era los recorridos de otra persona para ser como ella, si quería tener unos valores o unas características propias de otro ser, tenía que pasar por donde había pasado para ser como él. Así lo hice, me gustaría ser como Gordon Matta-Clark, hacer cosas en las que creo, que la pereza o el tedio no pudiesen conmigo, crear las obras que pasasen por mi cabeza sin pensar que son una locura, utilizar el arte como herramienta para denunciar aquello que me parece injusto, que el arte sirviera para poner voz a la gente con la que nunca se cuenta, bueno, si pudiese elegir, y se hiciese realidad quisiera ser como fue Gordon Matta-Clark, y tras la investigación, entendiendo cuales son los recorridos que le pudieron haber marcado, y gracias a la máquina de los deseos que es Google Earth, he construido mi alter Ego, o perdón, he construido el medio para convertirme en mi alter ego.
Cuando te dispones a ver esta pieza no tienes que esperar más que lo que esperas cuando navegas por una página de Internet o deambulas por el Google Earth, no se puede esperar de este vídeo una calidad excepcional, porque no es más de lo que es, el resultado de vuelos y aterrizajes por el planeta Tierra.
El tiempo de los recorridos se ha igualado para que todos empezasen y acabasen al mismo tiempo, de esta manera, dura lo mismo un trayecto de Nueva York a Paris, que un recorrido por las calles de Paris. Los ocho recorridos de Gordon están escogidos de su biografía bajo mi criterio, son las cosas que poniéndome en su piel más me hubiesen impactado o a las que me hubiese aferrado, tanto por buenas como por malas, aquí escribo su biografía reducida, destacando los recorridos escogidos:
Gordon Roberto Matta nace un 22 de junio de 1943 en Nueva York, justo cinco minutos antes que su hermano gemelo, John Sebastián Matta (Batan), hijos de Anne Clark y un reconocido artista surrealista, Roberto Matta, de origen Chileno. A los pocos meses de nacer los gemelos, los padres se divorcian, quedándose la madre a cargo de los pequeños, al poco tiempo Anne y los niños marchan a Chile donde vivirán un año con la familia del padre, el viaje sólo era para que los abuelos paternos conociesen a los niños, pero la Segunda Guerra Mundial hace difícil el regreso.
En 1947 se marchan a París pero dadas las circunstancias de la posguerra la difícil situación hace que Anne interne a los chicos en un colegio, cosa que no gusta nada a los muchachos y además a Gordon le descubren una tuberculosis, y debido a la enfermedad durante el verano se van a la campiña francesa para que Gordon se recupere, más adelante, según cuenta su madre, en los últimos días de la vida de Gordon, éste le confesó a su madre que los mejores días de su vida fueron aquellos en Mégève.
En 1949 regresan a Nueva York, e ingresan en un colegio público, al poco la madre conoce al que sería su esposo, Hollis Alpert, escritor que más adelante fue editor en The New Yorker. La madre quería crear un hogar para sus hijos, pero la relación sólo duró 8 años, el padrastro apenas quería estar con los niños, sólo quería escribir, y por la manera de ser de cada uno esto afectó más a Batan que a Gordon. Los veranos, además, los pasaban en un campamento de verano que no les gustaba nada.
La relación entre los hermanos durante su adolescencia fue tirante, siempre estaban discutiendo, Batan tenía mucha más gracia que Gordon para lo artístico, aunque más adelante se unirían. La personalidad de Batan era difícil, era muy introvertido y especial, llegando a tener serios problemas psicológicos, que tras viajes e intentos de salir del pozo le quitarían la vida una noche de 1976 en el propio estudio de Gordon, cuando se cayó o decidió saltar por la ventana. Cosa que afectaría enormemente a su hermano.
En 1962 Gordon se fue a Cornell, Ithaca, Nueva York, a estudiar arquitectura, pero una noche cuando regresaba junto a 3 amigos de salir, los cuatro se quedaron dormidos, y él, que era el que conducía, también, tuvieron un accidente en el que murió uno de sus amigos, aquello le afectó tanto que decidió hacer un inciso en sus estudios y en 1963 se marchó a estudiar literatura a la Sorbona, en París, sólo estuvo un año, en 1964 vuelve a Cornell a finalizar sus estudios de arquitectura, licenciándose en 1968, es a partir de aquí donde comienza su corta pero intensa obra artística, relacionándose y conociendo a toda una serie de artistas que hoy se escriben con mayúsculas.
En 1971, por la mala relación que mantiene con su padre, y por querer separar su identidad de la de él, añade el apellido de su madre, Clark y empieza a emprender una serie de viajes que darán sus frutos hasta los últimos días de su vida.
La tuberculosis que de pequeño tuvo Gordon le dejó secuelas de fatiga durante toda la vida, y en Cornell, cuando estudiaba arquitectura un médico le prescribió cortisona, que tomó durante años sin supervisión médica, según creen los suyos fue la cortisona la que acabó con su sistema inmunológico. El 27 de agosto de 1978, a los 3 meses de casarse con Jane Crawford, Gordon Matta-Clark moría de un cáncer que se llevaba como tantas otras veces a un gran hombre y a uno de los artistas más importantes de la última mitad del siglo XX.
Según palabras de su madre: “Vivió al máximo, poniéndolo todo en todo lo que hacía”.
Esta pieza es esa clase de palabras que no eres capaz de recordar, y que intentas por todos los medios que te venga a la cabeza y no hay manera, y de pronto al rato dices ¡PAM! Has sido capaz de recordar ese nombre y te sientes tan orgulloso de ti mismo que necesitas decirle la palabra a todo el mundo. Así es esta pieza ¡PAM!, ha sido una revelación después de ronronear sobre el tema durante tiempo, fue un alivio y una satisfacción.
Creo que lo interesante de la pieza reside en la manera con la que se ha hecho uso de los nuevos medios, me parece interesante el enfoque del Google Earth como máquina de los deseos, creo que realmente es una buena manera de encontrar la felicidad de una manera muy sutil. Me parece también que a nivel conceptual la pieza tiene mucho que decir. El uso del hilo y el ovillo, el cambio del material de este según de la persona que se hable, y el recurso de las 9 pantallitas, creo que el resultado técnico final podría ser más preciso, pero yo no entro ahí, no creo que las cosas deban ser precisas o tengan que encontrar o acercarse a la perfección, encuentro que lo que vale la pena son las cosas que se dicen no como se dicen, mantengo esa tesis desde que tengo uso de razón, aunque me dé contra las paredes una y otra vez por ser una incomprendida, vamos que se le puede achacar al vídeo que el resultado final no es digno, pero yo no estaré de acuerdo. Para concluir quisiera decir que éste es el comienzo de una gran amistad entre el Premiere, Google Earth y yo, pienso que aún se le puede dar mucho juego a esto que acabo de empezar, y bueno, en eso estoy.